Se trata de etiquetas que se utilizan como marca permanente en determinados productos cuyo uso es a largo plazo, ya que son notablemente resistentes. Además, su aspecto tridimensional le aporta mayor visibilidad.
Son más permanentes y llamativas que otro tipo de etiquetas y, además, apenas muestran desgaste con el paso del tiempo. La sustancia de poliuretano transparente con la que se fabrican, incluso después de endurecerse, es autorreparable. Los pequeños arañazos o cortes que pueda sufrir la etiqueta vuelven al tiempo a su estado natural, por lo que la etiqueta sigue pareciendo como nueva.
Las etiquetas se fabrican mediante microinyección, una técnica de composición que permite reproducir los más mínimos detalles en diferentes diseños, colores y brillos, personalizando el producto para conseguir imágenes y logotipos bien definidos, incluso en 3D. Todos los materiales utilizados cumplen la normativa REACH y no contienen ftalatos.